Didáctica de la Etimología Griega: ÉTIMOS



DIDÁCTICA DE LA ETIMOLOGÍA GRIEGA: ÉTIMOS



La presente sección, no pretende ser sino aquello para lo que ha sido concebida: el análisis particularizado de diversos vocablos griegos, étimos, presentes en nuestro uso cotidiano, cuyo origen se circunscribe a su contexto histórico y social, pero con un uso en la actualidad que es recurrente a su significado original. Dichos vocablos, desarrollados o no en el griego ático, denominado “clásico”, presentes en muchos ocasiones en el griego “helenístico” o “bíblico”, son de sumo interés no solamente por su propia etimología y origen, sino por el hecho de presentar ciertas similitudes semánticas o culturales con el Egipto ptolemaico y helenístico sensu stricto, o inclusive con el “Egipto Dinástico” (Antiguo Reino, Reino Medio y Reino Nuevo, con sus correspondientes períodos intermedios -I, II y III-), de modo y forma que dos civilizaciones distantes en esencia, plasman determinadas similitudes filológicas y socioculturales. En este sentido, los dos étimos que a continuación se desarrollan, “autómata” y “cosmos/cosmética”, si bien se trata de étimos griegos, están conectados directa o indirectamente con el mundo egipcio. El primero de los vocablos, “autómata” surge precisamente en un contexto vinculado nítidamente al “Egipto Tardío”, con la Alejandría de los siglos III a.C. al I d.C., con Ctesibio (Κτησίβιος) y Herón (Ἥρων ὁ Ἀλεξανδρεύς), ambos inventores nacidos en la Alejandría de los Ptolomeos, y con los denominados “Mecánicos”. El segundo, el dual “cosmos/cosmética”, aún sin pretenderlo, incide precisamente en el pensamiento y en los fundamentos culturales y religiosos del país de las Dos Tierras. En esencia, “cosmos” (κόσμος), “lo que está ordenado y es por ello hermoso, puro, dotado de armonía, equilibrio, belleza y de ahí adorno y aderezo” y “cosmética” (κοσμετική τέχνη), es decir, “toda clase de adornos y perfumes (que Hera utiliza) para seducir a Zeus”, interrelacionándose conceptualmente “orden” y “belleza” a modo de sinónimo, tiene su plasmación cultural en el desarrollo del “orden cósmico” de la diosa egipcia Maat (MAat), que rige los designios de Kemet, y una de las expresiones caracterizadoras del mundo funerario del Antiguo Egipto, vinculada normalmente a la epigrafía en soporte pétreo, a modo de epíteto final del “listado de ofrendas” destinadas al difunto en su renacer al Más Allá, y que reza lo siguiente: xt nb(t) nfr(t) wAb(t), es decir, “todas las cosas bellas y puras”. La frase, normalmente traducida como “todas (las) cosas buenas y puras”, adquiere en este punto, una connotación “cósmica” más nítida al utilizar el significado “bello, hermoso” del adjetivo egipcio “nfr”, acepción ésta que, con toda probabilidad, debió ser la utilizada en origen, dado que los contextos funerarios en los que era referenciada, precisamente, en aquello vinculado con el renacimiento del cuerpo, en todas aquellos cosas “bellas” que aderezaban su transformación y, que, por lo tanto, implicaban un renacer “puro y bello”, el establecimiento de un Más Alla cósmico y ordenado. No es de extrañar, pues, que Gayo Cornelio, cuyo sobrenombre era Galo (nacido en Forum Iulii, la Galia Narbonense), mencionase a Cleopatra como la reina egipcia κοσμετικόν, en clara alusión a la “belleza” y la “pureza” y, por ende, al orden cósmico y el mundo justo que Cleopatra, como reina de Egipto, representaba.



 Autómata *


Instrumento o aparato que encierra dentro de sí el mecanismo que le imprime determinados movimientos.


No es asunto de los más modernos tiempos eso de la automatización, sino que hace ya casi tres milenios, en la más primitiva antigüedad emprendió su camino triunfal: en el Olimpo, entre los dioses.


Así nos lo atestigua la Ilíada de Homero del s. VIII a. C. Cuando en el Canto V Hera, la de níveos brazos y primera dama del Olimpo, y Atenea, la de ojos de lechuza, la inteligente hija de Zeus, conducen su flamante carro por las empinadas cumbres de la residencia de los dioses, ocurre algo extraordinario: “Hera picó con el látigo a los corceles, y de propio impulso abriéronse rechinando las puertas del cielo de que cuidan las Horas, por allí, por entre las puertas, dirigiéronse los corceles dóciles al látigo”. Así está escrito en el verso 749. Y no solo allí, también en el canto VIII, verso a verso, en el 393 αὐτόμαται  δὲ  πύλαι μύκον οὐρανοῦ ἃς ἔχον Ὧραι.


Los dioses olímpicos, y particularmente el dios de la fragua, Hefesto, gozaban con tales entretenimientos técnicos. Y, además, Platón había colocado con el gráfico lenguaje griego, al lado de la Filosofía, la “filotecnia”, que luego no ha prosperado.


Y todavía más; en el canto XVIII (verso 376), cuando la diosa marina Tetis visita al cojo dios de la fragua, Hefesto, para encargarle una nueva armadura para su hijo Aquiles, lo encuentra en la fragua ocupado en un trabajo asombroso: “Halló al dios bañado en sudor y moviéndose en torno de los fuelles, pues fabricaba veinte trípodes que debían permanecer arrimados a la pared del bien construido palacio y tenían ruedas de oro en los pies para que de propio impulso pudieran entrar donde los dioses se congregaban y volver a la casa. ¡Cosa admirable!: Θαῦμα ἰδέσθαι.


Sobre estos trípodes se colocarían los recipientes con el néctar y la ambrosía que apagaran la sed y el hambre de los inmortales, rodantes sobre cojinetes de oro para volverse, dejando sitio libre para el “sarao”, ¡una maravilla hasta para los dioses!


Un siglo después del invento del medio nombre griego y medio latino “automóvil”, el pronombre autos(últimamente con la automatización )se ha convertido en una pieza léxica de nuestra época, tan moderna y actual como solo las de las antiguas lenguas muertas lo pueden estar. El segundo componente de la palabra es algo más difícil de identificar: es una palabra-raíz, que en su forma plena men/mon y en su reducida mn/ma indica un impulso anímico, una tendencia poderosa que aparece en las palabras homéricas μένος y μεμονέναι“arrojo” y “lanzarse” y que en latín están representadas en los términos mens y meminisse “pensamiento, mente” y “acordarse”.


Así, la palabra que nos ocupa se puede traducir por “espontáneamente, por propio impulso”: las puertas y los trípodes se mueven sin resortes ocultos ni detectores de presencia; se trata de  un automatismo que ya quisiéramos para nuestros garajes, a simple deseo y voluntad, más cuando hay puertas de la marca Olimpo o Hefesto: nos tenemos que conformar con el mando a distancia, y gracias.


En época helenística se desarrolló extraordinariamente la técnica aplicada con Ctesibio, Herón y Filón, que “inventaron” diversas máquinas y entretenimientos, entre otros, el que indica este texto:  ἐποίησεν περιστερὰν ξυλίνην πετομένην: “hizo una paloma de madera que volaba”,  pero una vez que se posaba, ya no podía remontar.

Al primero de los citados se le atribuyen el órgano eléctrico, el reloj de agua y la bomba contra incendios, su obra maestra.


* Bartels, K.  1996. Wie Berenike auf die Vernissage kam, Darmstadt: Editorial Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 33.



D. Fernando Estébanez García

Catedrático de Griego


• Cosmos y cosmética*



COSMOS (único sustantivo común que conserva la -s) es según la RAE “el conjunto de las cosas creadas” o “el espacio exterior a la tierra”. Y equivale a “Universo”.

Es lo que está ordenado y es por ello hermoso, limpio, puro, dotado de armonía, equilibrio, belleza y de ahí adorno y aderezo.


COSMÉTICA

Sorprende a primera vista la relación etimológica de estas dos palabras. ¿Hay algún fundamento para ese origen común? Originariamente, en la Ilíada de Homero κόσμος significa simplemente “orden” como derivado de κοσμέω (“ordenar”). En el Canto II de la Ilíada, en el “Catálogo de las naves”, leemos sobre el caudillo ateniense Menesteo:

Τῷ δ´ οὔ πώ τις ὅμοιος ἐπιχθόνιος γένετ´ ἀνήρ

 

κοσμῆσαι ἵππους τε καὶ ἀνέρας ἀσπιδιώτας

 

“No existía hombre sobre la tierra igual a él en ordenar caballos y guerreros portadores de escudos”; y aparece en griego el verbo citado.

De la misma manera que al orden de batalla, se podía referir la palabra a las instituciones: la constitución espartana es calificada a veces de κόσμος y era también la denominación habitual para las autoridades estatales y magistrados de las ciudades de Creta.

Según testimonios antiguos fue Pitágoras (o Parménides quizá) el primero que llamó al universo en conjunto κόσμος Encontramos la palabra por primera vez en un fragmento de Heráclito: “Este Cosmos no lo ha creado ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que ha existido, existe y existirá siempre”. En el paso del siglo VI al V se operó este cambio semántico y desde los grandes filósofos Platón y Aristóteles se impuso definitivamente.

Y por otra parte, ¿la Cosmética? En el Canto XIV de la Ilíada, cuando Hera se acicala con toda clase de adornos y perfumes para seducir a Zeus, el poeta utiliza la misma palabra para describir a la diosa radiante, por lo que los conceptos de “orden” y “belleza” son sinónimos. La descripción es espléndida: el aceite perfumado cuya fragancia llega al cielo y la tierra, los bucles de la melena, el vestido bordado, los imperdibles en los hombros, el cinturón de cien flecos, los pendientes como moras....(χάρις δὲ ἀπελάμπετο πολύ), “irradiaban un brillo encantador” 183)

Y Hesíodo califica igual el resultado que Hefesto y Atenea consiguen al ataviar y embellecer a Pandora.

Con Hera, la primera dama del Olimpo y Pandora, la primera mujer entre los mortales, aparece esta palabra en la poesía más antigua de los griegos y en la literatura europea. La κοσμετική τέχνη se nos presenta por primera vez en los diálogos platónicos y en el título de la obra de Galo referida a la reina egipcia κοσμετικόν.

Así consiguió Hera distraer a Zeus de la vigilancia que quería impedir que cada uno de los dioses (Hera, Atenea, Poseidón, …) interviniera en los lances de la guerra de Troya favoreciendo a sus protegidos. Que los héroes se redujeran a su valentía y arrojo para que venciera el mejor.


* Bartels, K.  1996. Wie Berenike auf die Vernissage kam, Darmstadt: Editorial Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 130.

 

D. Fernando Estébanez García

Catedrático de Griego



• Hapax (λεγόμενον ο εἰρήμενον)


En lexicografía o en crítica textual, voz registrada una sola vez en una lengua, un autor o un texto. (si se encuentra dos, tres, cuatro veces, sería δίς, τρίς ο τετράκις λεγόμενον)


La palabra es un compuesto de la raíz indoeuropea *sem, que aparece en la palabra latina semel= “una vez” y de la raíz del verbo πήγ-νυ-μι (futuro παγ-ή-σομαι, aoristo ἐ-πάγ-ην)= “fijar, clavar, cristalizar”.

La primera parte es la que genera el numeral “uno”, εἷς, μία, ἕν.

-Masculino: sem + s (desinencia de la 3ª declinación).

La consonte silbante inicial desaparece y deja espíρitu áspero,

La nasal ante sigma de la desinencia desaparece y alarga la épsilon en ei, no en eta: por ser breve cerrada tiene que alargar en larga cerrada, εἷς

-Femenino: en grado cero (sin vocal) sm + ia > μία

La sigma inicial no se puede mantener ante otra consonante

-Neutro: sem > ἑμ > ἐν, con la nasal neutralizada.

-La s inicial desaparece y deja espíritu áspero.

 

La palabra há-pax tiene esa raíz en grado cero (sin vocal): *sm

           La semivocal m vocaliza en alfa, como *dekm > deka (latín decem) y la sigma desaparece dejando espíritu áspero.

              (No hay que confundir esta forma incial a- con la alfa privativa inicial)

El segundo elemento léxico procede de la raíz del verbo πήγ-νυμι, que significa “fijar, clavar”, originalmente con una a larga παγ- a la que se añade la –s de la desinencia, que forma la consonante compuesta de la gutural sorda y la silbante en la equis, ἅπαξ.

 

El mismo elemento aparece en algunas palabras griegas como ἀ-δελφός= hermano (propiamente “de una matriz”, en que hay espíritu suave por disimilación de aspiradas, al haber en la misma palabra una φ.

Lo mismo, la palabra ἀ-λοχος= esposa (propiamente “de un lecho”) con el mismo caso de la disimilación de aspiradas por la χ.

La cuajada se lama en griego γάλα πακτόν.


D. Fernando Estébanez García

Catedrático de Griego


             

 • Μηχανή - Máquina


Artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza”, define el diccionario de la RAE la segunde palabra del título.

Son en griego la misma palabra, solo que la primera es en dialecto jónico-ático, que transforma en eta  las alfa largas y el sustantivo ha pasado al español desde el término en dórico, que conserva como tales esas vocales. La transformación de la sílaba central se debe a un fenómeno llamado apofonía, que es la modificación de una vocal átona en medio de palabra y tras fuerte acento tónico anterior: de μαχανά (con paso por el latín, que no tiene palabras agudas) tiene que pasar a esdrújula por ser la sílaba penúltima breve y no poder recibir el acento. Por la misma razón la palabra Mecánica/-o, (y todas las que designan Ciencias o Técnicas de igual sufijo final) aguda en griego, tiene que pasar a esdrújula.



Μηχανή ----- Μηχανική ----- Mechánica * ----- Mecánica


Μαχανά ----- Máchana * ----- Máquina [1]


En la época helenística se produce una diversificación de los centros culturales de la antigüedad, lo que conlleva la pérdida de exclusividad de Atenas. Las conquistas de Alejandro facilitan los viajes de los sabios de unas ciudades a otras y es corriente que un hombre de ciencia nacido en Cirene se traslade a Atenas, de aquí a Rodas y acabe su actividad en Alejandría. 

Esta ciudad, fundada por Alejandro en una de las desembocaduras del Nilo, con grandes arterias que se cortaban perpendicularmente, contaba a mediados del siglo III a. C. con unos 300.000 habitantes y tres veces más en vísperas de la conquista romana. Los Ptolomeos logran reunir a una gran cantidad de hombres de valía en torno a la Biblioteca y el Museo, que la convirtieron en un centro privilegiado de trabajo intelectual.

Ningún aspecto del saber debía quedar al margen, y la técnica forzosamente formaba parte del programa. Allí es donde se desarrolló lo que más tarde se llamaría la “Escuela de Mecánicos de Alejandría”, de la que es iniciador Ctesibio, cuya vida transcurre durante la mayor parte del siglo III a.C. Aunque de él se desconocen muchos aspectos referentes a vida, actividades e inventos, las noticias, entre otros, de Ateneo el Mecánico, Diodoro, Plinio el Viejo y Vitruvio aportan suficientes datos para hacerse una idea de todo ello.

Era hijo de un barbero establecido en la ciudad y ya desde joven manifestó una disposición especial hacia la Mecánica, instalando en la tienda de su padre un espejo que subía hasta el techo y descendía a voluntad.

En palabras del segundo, “deseando instalar en la tienda de su padre un espejo que subiera hasta el techo y descendiera a voluntad, bajo una viga colocó un conducto de madera provisto de poleas. A través de ese conducto hizo pasar una cuerda hasta un rincón de la habitación, donde acopló varios tubos delgados extremo contra extremo, haciendo descender en su extremo una bola de plomo con ayuda de la cuerda. Así, el peso descendía rápidamente por los tubos, comprimía la cantidad de aire en ellos contenida y, expulsando al exterior,, por su brusco descenso a través de aquel angosto paso,, el aire, que se había vuelto más denso a causa de la compresión, lograba producir , mediante este procedimiento, un sonido agudo.”


La más completa enumeración de sus trabajos nos la proporciona Vitruvio, entre los que destaca la bomba aspirante-impelente para aplicaciones concretas, como elevar el agua, luchar contra incendios y, sobre todo, hacer posible el órgano hidráulico o “hidraulis”, instrumento que aprendió a tocar su esposa Tais, convirtiéndose en la primera organista de la historia.

En cuanto a la invención del reloj hidráulico, hay que decir que ya se había utilizado en Egipto. Lo que hizo Ctesibio fue perfeccionarlo: “En primer lugar, practica el orificio de desagüe en un pedazo de oro o en una piedra preciosa perforada, materiales que no se desgastan ni producen impurezas que podrían obturar el orificio. El agua que fluye regularmente por dicho orificio hace que se eleve el flotador invertido que los técnicos denominan boya o tambor. Sobre el flotador va fijada una varilla en contacto con un disco giratorio, varilla y disco que están provistos de engranajes iguales. Estos engranajes o dientes, cuyo movimiento se transmite de uno a otro, producen rotaciones y movimientos determinados. Además otras varillas y otras ruedas, dentadas de igual manera y movidas por el mismo impulso, producen al girar efectos y movimientos variados. Las horas están marcadas en una columna contigua, y una figurilla que aparece en la parte inferior del aparato las señala con un puntero a lo largo de todo el día.” (Vitruvio, época de Augusto). [2]


(Este fenómeno fonético de la apofonía merece una atención especial por las alteraciones que produce en el paso de léxico latino al español:

De cado (caer), in-cid-ente; de teneo (retener) , con-tin-encia; de capio (tomar), con-cep-to; de facio (hacer), per-fec-ción; de colo, (cultivar)  cult-ura; de alo (alimentar), ad-ol-esc-ente o ad-ul-to; de claudo (encerrar) ; de barba, imberbe; de agro, per-egr-ino; de arceo (encerrar, contener), coerción Y así, infinidad de casos)

 
[1] Helenismos del Español, Jorge Bergua Cavero. Pág.90.

 

[2] La cultura técnica en Grecia, Bertrand Gille. Pág. 97.


D. Fernando Estébanez García

Catedrático de Griego


 

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